Trump y su impacto en Quintana Roo
La política estadounidense siempre ha tenido un impacto significativo en México, pero pocas veces...
La política estadounidense siempre ha tenido un impacto significativo en México, pero pocas veces, como ahora, las decisiones tomadas en Washington han representado un reto tan grande para estados con fuerte dependencia del turismo y la inversión extranjera, como es el caso de Quintana Roo.
Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, las señales son claras: una política migratoria más agresiva, mayor proteccionismo económico y una posible afectación en la relación bilateral con México. Pero ¿Cómo afectará esto a nuestro estado?
Si algo marcó el gobierno de Trump en su primer mandato fue la postura antiinmigrante y el endurecimiento en la relación con México. Ahora, con su regreso al poder, la preocupación se centra en cómo sus políticas podrían impactar al turismo en la región.
Quintana Roo, y en particular destinos turísticos como Cancún, Playa del Carmen y Tulum, dependen en gran medida de los visitantes estadounidenses. Tan solo de enero a diciembre de 2023, el Aeropuerto Internacional de Cancún captó 5.6 millones de viajeros procedentes de Estados Unidos.
Lo anterior representa que Cancún acaparó el 41.4% de los 13.5 millones de visitantes del país del norte que visitaron México durante el 2023.
Hoy, si el dólar se fortalece y las medidas económicas de Trump generan incertidumbre, es muy probable que los viajes de placer de los ciudadanos estadounidenses se reduzcan, afectando gravemente la economía local.
Otro punto preocupante es la posibilidad de que su administración imponga mayores restricciones de viaje o advertencias de seguridad para México, algo que ya ha sucedido en el pasado y que suele tener efectos devastadores en la industria turística.
El proteccionismo económico de Trump buscará retener inversiones dentro de Estados Unidos, lo que puede traducirse en un freno a la llegada de capitales extranjeros a México.
Quintana Roo, que ha sido un destino atractivo para desarrollos hoteleros y proyectos inmobiliarios, podría ver una disminución en la inversión estadounidense, generando desempleo y estancamiento en la industria de la construcción, sobre todo ahora que en el estado existe una nueva ley de expropiación que recibió el rechazo unánime por poner en riesgo el patrimonio de las familias.
Por otro lado, si las políticas migratorias estadounidenses endurecen las deportaciones, miles de mexicanos y centroamericanos podrían verse obligados a regresar a sus países de origen. Esto significaría un aumento en la población flotante en estados como Quintana Roo, generando una mayor demanda de empleo y servicios públicos en un estado que ya de por sí enfrenta problemas de infraestructura y crecimiento desordenado.
El gobierno y los sectores económicos de Quintana Roo deben estar preparados para estos cambios. Se necesita una estrategia de diversificación turística y económica, fortaleciendo mercados alternativos como Canadá, Europa y Sudamérica, así como impulsando el turismo nacional.
Además, es fundamental que se refuercen las políticas de inversión local, con incentivos para empresarios nacionales que quieran apostar por el estado, reduciendo la dependencia de capitales extranjeros que podrían verse afectados por las decisiones de la Casa Blanca.
El regreso de Trump representa un nuevo reto para Quintana Roo, pero también una oportunidad para que el estado se adapte y busque alternativas.
¿Estamos listos para lo que viene?