Maestros, más solos que nunca
Cuando Andrés Manuel López Obrador llegó a la presidencia en 2018, muchos creyeron que México estaba por entrar en una nueva era...
Cuando Andrés Manuel López Obrador llegó a la presidencia en 2018, muchos creyeron que México estaba por entrar en una nueva era. Se nos prometió que el sistema de salud sería "como el de Dinamarca", que la corrupción sería erradicada y que, finalmente, las manifestaciones quedarían en el pasado porque, supuestamente, el país estaría mejor que nunca y no habría motivo para protestar.
Pero la realidad, como siempre, ha sido otra. Hoy, los maestros de Quintana Roo y de todo el país han salido nuevamente a las calles, ahora en contra de la iniciativa de reforma al Issste propuesta por la presidenta Claudia Sheinbaum.
La protesta es legítima: la reforma no solo afecta a los docentes, sino a todos los trabajadores al servicio del Estado—desde empleados del gobierno federal, estatal y municipal hasta trabajadores del sector salud y seguridad pública.
Sin embargo, hay algo que llama la atención en este movimiento: la ausencia de los sindicatos. Las manifestaciones han evidenciado lo que ya se sospechaba desde hace años, que en Quintana Roo, los sindicatos existen solo de adorno. En teoría, su función es defender los derechos de los trabajadores, pero en la práctica, han preferido guardar un conveniente silencio.
Evidenciando así claramente que los líderes sindicales son más charros que nunca, pues están al servicio del gobierno en turno y no de los trabajadores que se supone representan y defienden.
Más preocupante aún es el miedo latente entre los empleados. Se ha denunciado que líderes sindicales y patrones alineados con Morena han advertido castigos para quienes se sumen a las protestas. Es decir, aquellos que deberían ser los primeros en alzar la voz están más preocupados por quedar bien con el gobierno que por proteger a sus agremiados.
Este es el panorama actual: un sindicalismo inexistente, un gobierno que insiste en "reformar" sin consultar a los afectados y trabajadores que deben salir a las calles a defender lo que sus propios representantes deberían estar peleando por ellos.
La gran pregunta es: ¿seguiremos permitiendo que los sindicatos sigan siendo cómplices del gobierno en turno, o finalmente se dará una verdadera lucha por los derechos laborales? La respuesta, como siempre, está en la resistencia de los trabajadores, porque si esperan que sus líderes sindicales hagan algo, mejor que se sienten cómodos... y esperen sentados, al fin y al cabo, en la explanada de la Bandera de Chetumal hay espacio de sobra.
¿Retrocederá la presidenta en su afán de reformar, para mal, al Issste?