Herencia

Al final del camino de la vida, no te preguntarán "que tienes", sino "quién eres" ¿Cuál será tu respuesta?

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Al final del camino de la vida, no te preguntarán "que tienes", sino "quién eres" ¿Cuál será tu respuesta? René Juan Trossero.

Con el aniversario de la Revolución Mexicana, mucho se habla de sus héroes, principalmente de Francisco I. Madero, por ser su iniciador; conocer su historia, saber sus raíces, entenderíamos mejor esos sentimientos que lo llevaron a iniciar el movimiento revolucionario.

Su historia no se encuentra aislada, toda historia va ligada con un pasado cercano, con un pasado poco conocido, cómo fue la vida de su abuelo, Evaristo Madero. Que era un hombre de carácter fuerte, dando gran ejemplo de vivencia de virtudes y el amor a su familia, enamorado de su tierra, identificado plenamente con su patria, dejó un testamento a sus herederos, que allí nos muestra un hombre con nobles sentimientos, cuidadoso de sus propias decisiones, y muy interesado porque los valores que él consideraba imprescindibles, que lo habían llevado a ser un hombre de bien, fuera conocido por todos sus descendientes.

El hace un recuento detallado de sus bienes materiales y dice cómo quiere que sean repartidos.

Este testamento se encuentra en el libro escrito por José Vasconcelos, “Don Evaristo Madero, Biografía de un Patricio”. Escribiendo aquí, solo algunos puntos.

Toma en cuenta a cada uno de sus hijos y valora y aprecia a los cónyuges de ellos.

1.- “Declaro que he sido casado dos veces y ambos matrimonios me han dado 18 hijos, de ambos sexos; pero habiendo perdido 4 que fallecieron, dos de cada matrimonio; viven 14, cinco del primer matrimonio y nueve del segundo, que están casados todos, con excelente esposos y esposas”.

2.- “Declaro que todo cuanto yo les haya regalado a mis hijos, no se les tomará en cuenta de su herencia, y si algunos han sido mejorados, espero que quedaran conformes, porque todos son tan buenos y no harán la menor observación”.

3.- “Declaro que el capital que tengo consta en mis libros que actualmente están al cuidado de mi sobrino don Juan Garza, persona de toda mi confianza, porque es de una honradez acrisolada”.

6.- “Ordeno que el capital que deje a mi fallecimiento se separen cien mil pesos para que sus productos se sostenga la casa de caridad con el nombre de asilo de San José que tengo establecido en la Hacienda del Rosario”.

Destaca la importancia de la virtud, condena y castiga los vicios y además demuestra su convicción de que estos pueden vencer para volver al camino de una vida recta.

9.- “Ordeno a mis albaceas y administradores que aunque hasta ahora ninguno de mis hijos y yernos tienen ningún vicio y por el contrario son buenos y caballerosos, si por desgracia algunos se volvieran jugadores, borrachos, tracaleros y embusteros, no se les entregará la herencia que nuestro buen Dios me permite dejarles; y solamente se les dará parte de las ganancias, al buen juicio de mis albaceas, hasta que los consideren capaces de manejar sus bienes con ventaja y hayan abandonado por completo los vicios”.

 Considera al hijo que está en desventaja en ese momento, basándose en la justicia social.

12.- “Ordeno que a mis hijos del primer matrimonio se les entreguen veinticinco mil pesos a cada uno de los primeros, que son cuatro, y al menor se le den cincuenta mil pesos por ser el menos rico pues los otros cuatro hermanos son bastante ricos y no necesitan nada”.

En varias ocasiones manifiesta sus deseos con profundos consejos en los que destaca valores como la unión, la colaboración, la verdad, la justicia, la honradez, la cultura, el empeño, el esfuerzo, el amor y el agradecimiento.

26.- “Ordeno a mis hijos y demás descendientes que se porten bien, que sean buenos hermanos, que se ayuden en todo y por todo, porque unidos serán una grande palanca que les ayudará siempre, que procuren amar a Dios sobre todas las cosas, ser justos y hacer el bien que puedan sin contarlo a nadie. Que procuren leer diariamente a lo menos 3 horas, que sean activos, diligentes y honrados a carta cabal, y que jamás digan mentira porque esto envilece a los que las prefieren….Procurando no ser vanidosos, ni envidiosos de caudales y lo único que se permite al hombre envidiar son las virtudes de sus semejantes, porque con esto ganan todos”.

 Terminando con bellos pensamientos.

30.- “Ordeno a todos mis hijos y demás descendientes que procuren vivir unidos como los tengo recomendado, que adoren a mi Dios, sean justos y amen a sus esposas, hijos y a su patria; que sean activos y sean enemigos de la pereza, que jamás envidien caudal ajeno, pero que sí sean envidiosos de las virtudes de sus semejantes…recuerden siempre la memoria de sus padres y principalmente de su madre que está en el cielo”.

Este testamento es hecho y firmado en cada hoja por mí mismo y en mi entero conocimiento.

Hacienda del Rosario, Parras, octubre 19, 1910.

 Con esta herencia, con estas vivencias de su abuelo, fueron todas ellas y muchas más, la semilla que tenía Francisco I. Madero, para iniciar la Revolución Mexicana.

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