Keynes y yo. La disputa por el papel del Estado

José Luis Ripoll: Keynes y yo. La disputa por el papel del Estado

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Hablar de John Maynard Keynes es referirse a uno de los grandes e influyentes autores de la economía política del siglo XX. Un tema a discutir por los economistas es cuál debe ser el papel del Estado en relación a la economía. Están los estatistas que sostienen que el Estado debe controlar los factores de la producción y en consecuencia el mercado.

También los liberales que sentencian que el Estado no debe intervenir en la economía. El liberalismo busca realizar la famosa sentencia de Laissez faire laissez passer, dejar hacer dejar pasar, que significa el Estado sólo debe ser un simple visor de las actividades económicas.

Keynes defendió a ultranza el intervencionismo moderado del Estado en la economía. Para él, los mercados tienen vicisitudes o simples caprichos que hacen que las personas vulnerables sean perjudicadas.

Nació en Cambridge, Inglaterra, el 5 de junio de 1883 y murió el 21 de abril de 1946. En 1929 se produce un fenómeno económico mundial relacionado con las economías de mercado, conocido como “la gran depresión”. Este fenómeno hace reflexionar acerca de la relación mercado-Estado.

En uno de sus viajes a México, en 1935, tuvimos el honor de conocerlo. Nuestro encuentro fue amable, fue un diálogo simulado, breve y distante:

Yo.- Profesor Keynes, usted fue mal interpretado y en su época se le consideró socialista.
Keynes.- Así fue. Cabe destacar que en los años después de la Primera Guerra Mundial, todo lo que sonara a Estado era considerado como socialista. Aunque esa palabra no era utilizada en el sentido que ahora lo es, para fijar una postura política que se presupone anacrónica o caduca.

Yo.- La gran depresión fue determinante para que plantee su intervencionismo de Estado.
Keynes.- Desde luego, y lo seguiría sosteniendo. Incluso hay lugar para ese intervencionismo en la época actual. En mi tiempo el reto fue ¿cómo pagar la guerra? Yo sostuve que, para evitar la inflación, es decir la pérdida del valor del dinero, las potencias como Inglaterra tenían que financiarse con territorios coloniales. Claro, para los pueblos de esos territorios no era muy justo que digamos, aunque en esos años existían pueblos que veían la colonia como una oportunidad de desarrollo en sus propias comunidades. La palabra colonialismo no era tan denostada como ahora.

Yo.- Lo entiendo. No debemos descontextualizar a ningún autor. Intuyo que también les ocurrió a las palabras “Estado-Racista” que Hitler plantea en su libro Mi lucha. Racista no era una palabra peyorativa en aquellos años (1925). Maestro, es increíble que le hayan vinculado con el sistema socialista, cuando incluso usted estuvo involucrado en la creación del sistema de Bretton Woods.

Keynes.- Modestamente, soy pionero en la concepción de estas ideas que todavía existen en el mundo del siglo XXI, aunque reconozco que no son la única alternativa posible.

Yo.- Se conoce de sus discrepancias con el también economista Friedrich Von Hayek. Incluso usted tiene una obra titulada El final del Laisser Faire.
Keynes.- Sí, tuve un enfrentamiento ideológico con él, pero lo único que hice fue defender mis convicciones frente a un individuo que me atacó muy duro. Uno debe defenderse en lo que piensa y razona. Ese libro es armónico con mi posición del intervencionismo estatal. Incluso creo que, en la actualidad, ante tanto liberalismo, insistiría en esa intervención moderada del Estado. El mercado no tiene palabra de honor, aunque admito que debe ser la base de las sociedades modernas. Todas las personas tenemos que asimilar la idea de que los periodos largos son una guía engañosa para los temas de actualidad. A largo plazo estamos todos muertos. Eso es seguro.

Yo. (Risas).- No se necesita ser filósofo para llegar a esa conclusión. Gracias, maestro Keynes.

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