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La llegada al poder de Joaquín Díaz Mena representa el segundo gran viraje hacia las causas sociales en la historia del Estado de Yucatán, siendo el primero el encabezado por Salvador Alvarado y continuado por Felipe Carrillo Puerto. Ellos materializaron el Primer Renacimiento Maya y fueron quienes crearon la idea de servidores públicos como “agentes” de la Revolución, un antecedente directo de los “servidores de la Nación”, eso es algo que ya analizamos en Novedades Yucatán en dos entregas previas.

Sin embargo, ninguna transformación es duradera ni operable si no se convierte en ley, pues es la ley lo que rige la actuación del Gobierno y el sector público. En ese marco, urge preguntarnos ¿cuáles serán las “Cinco Hermanas” del mandato de Joaquín Díaz?

Salvador Alvarado se centró en cinco grandes pilares, que eran las urgencias y anhelos de su época: el tema agrario, el catastro, las leyes laborales, la situación de las finanzas públicas y el municipio libre. El Primer Renacimiento Maya veía en esas leyes aspectos que iban de la mano, que se hermanaban y que requerían entrelazarse y coordinarse para lograr una verdadera y duradera transformación.

Para Salvador Alvarado las “Cinco Hermanas” estaban: “…basadas en los decretos respectivos que el Primer Jefe ha emitido, dando así la norma y el espíritu de la reconstrucción social...”. Hoy, Joaquín Díaz Mena enfrenta un reto similar, pues traer la Cuarta Transformación a Yucatán implicará interpretar para el Estado la agenda trazada por el primer mandatario de la 4T, Andrés Manuel López Obrador, y los contenidos que él ha definido como la ideología de la regeneración nacional.

Sin duda, una de las leyes hermanas del nuevo Gobernador Electo de Yucatán deberá abordar el tema de la igualdad (o del combate a la desigualdad), que fue en mucho el ancla de su campaña. Asoma también la necesidad de leyes para el desarrollo rural y regional, que fue otro aspecto que se puso sobre la mesa de la competencia electoral. No pueden omitirse nuevas normas de fomento a la inversión y atracción de capital, que también han sido prioridad en los planteamientos de Joaquín Díaz Mena. La seguridad pública, sin duda, deberá estar presente, pues es uno de los paradigmas de la Cuarta Transformación y Yucatán es una entidad ideal para probar o descartar el modelo de una seguridad pública duradera basada en razones sociales y de armonía comunitaria.

La igualdad de género, el apoyo a los jóvenes y, por supuesto, los aspectos ambientales merecen consideraciones de fondo. La lista podría seguir, pero lo cierto es que la definición final de las que serán las “Cinco Hermanas” de nuestra era corresponde como privilegio y responsabilidad ineludible al futuro primer mandatario y habrá que estar muy atentos a lo que él proponga, dado que también tiene un mandato legislativo muy claro expresado en una bancada mayoritaria en el Congreso local.

En Yucatán los momentos de mayor desarrollo y avance social se han caracterizado por tener un plan de acción claro y una intención muy definida de largo plazo. Durante los pasados 20 años ese plan fue un trazo de la ideología de centroderecha denominado el Proyecto Yucatán. Ahora le toca, como hace casi un siglo, a la centroizquierda y, sin duda, el énfasis será diferente, lo que sí es indispensable es que la sociedad conozca las prioridades del Segundo Renacimiento Maya y se definan las “Cinco Hermanas” que lo harán realidad. Eso se debe seguir analizando aquí en Novedades Yucatán. 

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