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El divorcio es, sin lugar a dudas, un proceso complejo. Salvo las ocasiones en que se pretende un fraude a la Ley u obtener beneficios para otra persona, nadie se casa pensando en divorciarse.

Quizás por eso es mucho más sencillo sacar la billetera o tarjetear bodas exquisitas, que pagar los honorarios que suponen contratar los servicios de un profesional que asesore en la disolución del vínculo matrimonial, la disposición de la guarda y custodia y pensión alimenticia de los menores, y la liquidación de la sociedad legal, o como generalmente decimos, los “bienes mancomunados”.

Sin embargo, es precisamente la labor del abogado coadyuvar en que el proceso de divorcio sea pacífico y sencillo, sin necesidad de complicaciones o dilaciones fuera de lugar.

De hecho, estoy convencido de que un abogado siempre debe empezar por proponer el proceso de divorcio voluntario antes que enfrentar a las partes a otro tipo de procedimientos más polarizantes. No obstante, si no queda de otra, el divorcio es posible aunque una de las partes no acceda.

¿Cuántas veces no hemos escuchado que uno de los cónyuges no quiere “darle el divorcio” al otro? Es cierto que antes, hace años, era necesario acreditar una causa que motivara el fin del matrimonio, pero actualmente es posible que simplemente una de las partes decida no continuar con el vínculo civil. Parece obvio, pero la práctica profesional demuestra que muchas personas aún no saben que pueden ejercer este derecho.

¿Cuáles son los tres tipos principales de divorcio? El voluntario, en el que ambas partes convienen los términos de pensión, disposición de bienes, guarda y custodia y la disolución del vínculo; el incausado, en el que basta con que sólo una de las partes decida divorciarse; y el administrativo, que es una subespecie del voluntario, pero en el que se necesita que la pareja no tenga dependientes económicos ni bienes en común. Este, por cierto, es el más rápido de los procedimientos.

¿Es rápido el proceso? Depende de muchos factores propios del divorcio, como el régimen patrimonial del matrimonio en que se hayan casado las partes, si tienen o no hijos, y si están o no de acuerdo. Pero también de cuestiones externas como la carga de trabajo del juzgado, el domicilio en que se vaya a notificar a la parte demandada, e incluso los días festivos e inhábiles.

Tramitar un divorcio requiere asesoría especializada, pues no se trata de llenar un formato. De este proceso dependen el patrimonio, los bienes, y hasta los hijos de los cónyuges.

Si requiere asesoría para este proceso o algún otro tema jurídico, en nuestro despacho estamos a su disposición, donde abogados especializados podrán brindarle la orientación que necesita. Basta con enviar un mensaje por Whatsapp al 9995103669, o un correo a [email protected].

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