Huracanes explosivos: “Milton”
Juan Vázquez Montalvo: Huracanes explosivos: “Milton”.
El cambio climático afecta a todo el mundo como resultado del Calentamiento Global, registrándose modificaciones en el comportamiento del desarrollo de los ciclones a nivel mundial, debido principalmente al calentamiento de los océanos que están alcanzando niveles muy por encima del promedio de su temperatura. La energía cinética liberada del paso del estado líquido al gaseoso que aportan los océanos a la atmósfera cuando están más calientes de lo normal crea un ambiente propicio para que los huracanes crezcan si las condiciones atmosféricas están conducentes a niveles importantes, y en corto tiempo alcanzan categorías máximas que sería la 5 de la escala destructiva Saffir-Simpson, y estos monstruos meteorológicos no pueden hoy en día ser pronosticados por ningún modelo matemático, sin importar la alta tecnología que hoy se cuenta por los científicos e instituciones y agencias del tiempo a nivel mundial.
Un ejemplo de este tipo de ciclones para México fue el huracán “Otis”, de categoría 5, el cual el año pasado tuvo una rápida intensificación debido a las aguas calientes muy por encima del promedio y a las condiciones atmosféricas ideales, y en menos de 8 horas pasó de categoría 1 de la escala Saffir-Simpson a categoría 5 de la misma escala destructiva, y aunque era compacto y sus vientos huracanados no avanzaban mucho de su centro a 12 km de distancia al ingresar a la bahía de Acapulco, fue más que suficiente para destruir toda la zona de este puerto turístico, y es que al topar con la Sierra Madre del Sur, que rodea a este puerto, se debilitó y fueron pocas horas de afectación, pero causó muerte y destrucción.
Esta temporada las aguas oceánicas del Golfo de México, Mar Caribe y Océano Atlántico están muy por encima del promedio, y había la posibilidad de la formación de un huracán de rápida intensificación, el primero que lo hizo fue “Berly” en el Océano Atlántico, muy cerca del centro y sur de las Antillas Menores, a las cuales afectó como un poderoso fenómeno categoría 5 de la escala Saffir-Simpson, y después de causar muerte y destrucción en estas islas se encaminó hacia el Mar Caribe apuntando a la Península de Yucatán, pero en el camino aire seco y cortante le fue disminuyendo su fuerza, pero fue un huracán de una rápida intensificación, explosiva, como han dicho algunos meteorólogos.
La semana pasada, el huracán “Milton” en el Golfo de México también tuvo una intensificación explosiva, pues la mañana del lunes 7 de octubre su movimiento errático hacia la Península de Yucatán puso en tensión y pánico a todo el estado de Yucatán, y al norte del estado de Campeche en donde las autoridades tomaron medidas de emergencia para las preparaciones extremas del caso, ya que nadie se esperaba esa situación y no se puede predecir, pero afortunadamente situaciones propias que tuvo el huracán “Milton”, en cuanto a su desarrollo y condiciones atmosféricas, nos dieron una salvada del tamaño de la catedral a la costa y norte del estado de Yucatán, ya que en el momento de su máxima intensidad un cambio de ojo lo desconfiguró y mandó su energía 30 kilómetros más al norte de lo marcado por el cono de incertidumbre, además de un cambio valiosísimo en su dirección de trayectoria hacia el este tirando al noreste. Estas últimas situaciones que se dieron evitaron una tragedia de mayores proporciones y tal vez otras serían estas líneas en este artículo, pero la temporada sigue y vivimos un octubre hiperactivo y mucho me temo que las emociones para los yucatecos aún no acaban.
En la siguiente semana hablaremos de cuáles fueron las condiciones atmosféricas que se dieron y que nos salvaron, una vez más, del impacto directo de un gran huracán.