Antes y después de Kant. A 300 años de su natalicio

José Luis Ripoll: Antes y después de Kant. A 300 años de su natalicio.

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Se podría pensar que los filósofos, en general, aportan a la sabiduría, al pensamiento con pretensiones de sapiencia, pero tristemente no ejercen influencia decisiva en otros campos del conocimiento humano. El caso de Immanuel Kant es el de un filósofo típico que contribuye al mundo del derecho con cuestiones fundamentales que hoy siguen siendo de estudio obligado para quienes intentan comprender las grandes interrogantes de algunos de los principios jurídicos esenciales para la convivencia humana. La filosofía no fue la misma antes de Kant, que después de él. No existe libro de historia de la filosofía que no lo refiera como cumbre excelsa de la ilustración.

El pasado 22 de abril se cumplió el 300 aniversario del natalicio del filósofo Inmanuel Kant. Nació en Könisberg, lo que era el reino de Prusia, hoy parte de Alemania, perteneció al “siglo de las luces”, el XVIII. Fue un gran ilustrado, su lema fue sapere aude, atrévete a saber por ti mismo, sin la necesidad de la influencia del pensamiento del pasado. Una especie de emancipación del pasado.

Profesor tradicional de universidad europea, vivió toda su vida sin sobresaltos. Se llegó a decir incluso que los habitantes de Könisberg podían poner en hora exacta sus relojes cuando veían pasar por el parque principal al profesor kant. Era de lo más rutinario. Escribe su obra cumbre “Crítica a la razón pura” (1781) con más de 50 años.

“Actúa de tal forma que tus actos tiendan a convertirse en ley universal”, sostiene en el núcleo de su postura ética. “Actuemos como si todas las personas de buena fe, en nuestra misma situación, harían lo mismo”, termina esgrimiendo. La Ley Universal es aquella que pretende regir independientemente de quien la elabore porque está formada con buena voluntad. Libre de cualquier acto de maldad, es un valor supremo, un “imperativo categórico” irrenunciable como método. Es una ética de forma, no de contenidos morales.

Su teoría epistemológica o del conocimiento es referente para comprender el proceso de conocer. El noúmeno y el fenómeno. El primero es la cosa en sí y el segundo la apariencia. “Las cosas no son en sí sino en mí”, dijo Kant. Uno es el que les da valor a los objetos. Sus detractores lo han colocado como moralista clásico que se opuso al avance de la crítica a la moral desde la modernidad.

A 300 años del nacimiento de este personaje sinigual, en un mundo light como en el que vivimos, el tema de la moral pasa a segundo plano. ¿Quién se interesa hoy por ella? ¿Cuáles son los contenidos morales en un mundo posmoderno donde el principio rector de la vida del hombre es la sinrazón?

Quizá la frase que concentra el pensamiento kantiano sea: “Dos cosas llenan mi ánimo de creciente admiración y respeto, cuanto más reflexiono sobre ellas: el cielo estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí”.

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